viernes, 27 de diciembre de 2013

Navidad y la báscula 26.12.13

78.1 kg

Cinco días después, buceando a través de la Nochebuena y del día de Navidad, no he engordado. El día 24 por la mañana me pesé y mis ojos disfrutaron viendo 77.3 kg. De esa manera supe que pasaría con éxito las fiestas. Ya sé que queda la Nochevieja y otras cosas por el camino, pero me parecen menores, la verdad. Mi principal problema era el encierro de 24 horas con la familia. Varias cosas han merecido la pena durante dichas horas:
- Cené moderadamente. Decir ésto se podría catalogar de absurdo, pero yo creo que fue verdad. No tomé pan, comí algo de salmón, mejillones en vinagreta, huevas de no sé qué pescado, tres langostinos y un trozo de pavo al horno. Dos o tres copas de vino, una de cava y, varias horas después, un cuba-libre. Ahí cayeron tres trozos de turrón de Jijona y dos almendrucos.
- El desayuno de Navidad consistió en fruta y café con pan.
- La comida de Navidad fue una ensalada de lechuga y tomate y otro trozo de pavo.
- La merienda... ¡ay, la merienda! Roscón de Reyes y chocolate.
- No hubo cena.

Ando un poco desorientada aún pues sólo dormí tres horas y no sé si será la edad, pero es que ya no aguanto nada.

Hoy viernes, 27 de diciembre, sólo tengo ganas de llegar a casa para dormir, pero me quedan muchas cosas todavía por hacer.

Mañana toca marcha, espero andar unas dos horas, a ver qué tal sigue mi forma física.

Hasta mañana.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Feliz Navidad 21.12.13

78.1 kg.

Hace ya catorce días que no escribo, que no me expreso, que no comparto mis sensaciones en el camino de encontrarme con mi talla 36. En mi trabajo el mes de diciembre es un tanto desquiciante, por no hablar de las comidas de trabajo y de Navidad. No importa, aquí estamos de nuevo.

Durante algo más de tres meses he perdido dos kilos y doscientos gramos. Días después de dejar de escribir llegué a ver los 76.8 kg, pero debieron de perderse en algún canapé. Parece poco peso el perdido? Pudiera ser. Pero yo veo otras metas alcanzadas en mi nueva vida:
- No he tenido ningún atracón. Una tarde tuve un amago; empecé,
pero lo controlé.
- El peso recuperado en estos días es poco y creo que no se debe a la comida, sino a la ligera parada en la actividad física.
- Aun comiendo en restaurantes (algunos de dudosa calidad) he sabido escoger y tomar pocas cantidades. Esto ha supuesto el no sentirme pesada por la tarde y poder continuar trabajando al mismo ritmo que por la mañana.
- No habiendo salido a correr en estos 14 días, he seguido con mis clases de Pilates, no una vez a la semana, sino dos veces semanales. Mi cintura es más estrecha, aunque el peso no parezca indicarlo y mis muslos son bastante más fuertes. Y ?cuál es la consecuencia? Que mis rodillas ya no me duelen cuando me siento o me levanto.

Pues empezamos la nueva etapa ?En vísperas de la Navidad? Pues sí. En Nochebuena cenaré langostinos, ensalada y pavo asado, sin mahonesa y sin pan. Un vaso de vino y otro de cava. Y, como mínimo me acosteré unas cuatro horas más tarde de lo habitual. (bueno, eso, a lo mejor implica un cubatita, pero con coca-cola cero jajaja). Nunca he engordado en las navidades, así que en éstas menos todavía.

Y hoy ya vuelvo a correr. !Qué frío hace en la meseta  castellana! La escarcha esta mañana hacía del campo algo precioso. Paseando a mi perrín he respirado profundamente y, mientras el vaho empañaba la vista de la sierra, he mirado a la montaña y le he dicho: espérame, que muy pronto lleguaré hasta ti corriendo.

Felices Pascuas a todos, a los que os gusta la Navidad, a los que la odiais, a los que estáis solos, a los que estáis enfermos y a los que los cuidáis, a los que estáis lejos de casa, a nuestros soldados, a los médicos,  bomberos, policías y a todos los que esa noche no vais a dormir para cuidar de los demás. A todo el que me haya dedicado un tiempo de su vida, Feliz Navidad.

sábado, 7 de diciembre de 2013

El señor 7 hace deporte 7.12.13


77.5 kg

El señor 7 ha venido para quedarse, ya lleva varios días conmigo y es muy buen inquilino. Puedo andar, correr con él, me ayuda a meterme los pantalones y me refleja una imagen en el espejo que me agrada mucho. Además, me ha comentado que quizás tenga que irse para las Navidades, pero que no me preocupe porque vendrá a sustituirle su amigo el 6 que también sabe mucho de ropa y de espejos.

Esta semana he estado recuperándome de la carrera del domingo. Un médico, dedicado a la medicina deportiva, me comentó en su día que, cuando se haca deporte, hay que dedicarle tiempo a la recuperación. Las fibras musculares se rompen y tienen que reponerse. Cuando se reponen lo hacen siendo más grandes y más fuertes y, lo mejor de todo, necesitando más calorías para vivir, bieeeeeeen. Si no se descansa, las pobres fibras no se curan y nuestros músculos, cada vez más débiles, terminan lesionándose. Bueno, supongo que, en mi ignorancia médica, lo he contado, así a la pata la llana.

Así que, emocionada por el aumento del metabolismo basal e intentando recuperar activamente mi agotadita musculatura, el lunes no hice nada, el martes di un paseo, el miércoles Pilates, el jueves un paseo y el viernes... el viernes, o sea ayer, mi marido decidió, que ya estaba bien recuperada, que había que correr un poco. Yo también deseaba hacer algo, si es que me veo corriendo por las praderas como el último mohicano.

?Cuándo tuvimos tiempo de trotar por los montes? A las 8:30 horas de la tarde. Sí, sí, ya es de noche y en el campo no hay farolas... ni candiles. Pero para él es normal, su trabajo le obliga a entrenar antes del amanecer o después del atardecer. De hecho, los ultratrail que él corre, discurren gran parte ellos bajo la linda luna.

Así que me vi con gorro de lana y buff a la boca... y una linterna en la cabeza. Menos mal que del campo mi casa sólo dista dos calles, porque me da un poco de vergüenza que me vean así. Fue muy bonito, 8 km de los cuales debí de correr aproximadamente 6 km. Correr bajo las estrellas, en medio de la naturaleza, alumbrarte autónomamente, cruzarte con los conejos, ver sus ojos entre las retamas, el frío, el sudor, el vaho, el único sonido de tus zapatillas.

No tengo pulsómetro (es un posible regalo de reyes como idea para mi marido), pero debí estar mucho tiempo en zona "quemagrasa" (qué vocablo, no me acostumbro), porque podía hablar bastante bien mientras corría y se supone que ese es el indicativo de no haber entrado en zona anaeróbica (otro vocablo, me estaré volviendo tonta?).

Con la sensación de una magnífica semana, me enfrento al finde... y a la vida.

Hasta mañana.

martes, 3 de diciembre de 2013

Difrutando de la carrera 03.12.13


El domingo 1 de diciembre fue la primera vez en mi vida que me puse un dorsal. Exactamente no se trataba de una carrera, pues era una marcha, pero si tengo un tiempo máximo para cubrir el recorrido y me pongo un dorsal... yo le llamo carrera... para mí fue lo más carrera que puedo hacer hoy por hoy. Bien es verdad que no hay clasificación, pero lo importante es correr contra uno mismo, dar lo máximo de una, todo lo que he entrenado ponerlo en práctica en ese momento.

La distancia eran 25 km. por el monte de Colmenar Viejo y Tres Cantos, en la provincia de Madrid, podría parecer el llano castellano, pero vi cuestas a las que yo llamé paredes. Por si le interesara a alguien, lo organizaba la asociación Pablo Ugarte (http://www.asociacionpablougarte.es) que se dedican a ayudar con el dichoso cáncer infantil.

Pues allí estaba yo esperando el pistoletazo de salida, bastante nerviosa, pensando que las 6 horas, quizás me vinieran cortas. Mi marido insistía en que sólo necesitaría cinco, pero yo dudaba. La carrera comenzó por una considerable cuesta arriba, la gente iba muy deprisa, yo fui quedándome de los últimos porque el corazón se me alteraba demasiado. No me acobardé, yo me conozco, sé que necesito unos quince minutos para calentar, no debo forzar. Y, efectivamente, calentita ya, empecé a andar con un ritmo constante y bastante alto y poco a poco fui adelantando hasta el kilómeto 18 más o menos. No es que tenga interés en adelantar a nadie, pero es una manera de ver que el entrenamiento y la alimentación de los últimos tiempos había sido correctita. Cada poco tiempo bebía de mi camel-back y a partir de los tres cuartos de hora fui comiendo constantemente una almendra, una avellana... bueno, almendras, avellanas y unas barritas que hemos encontrado artesanas que, por si a alguien le interesan, dejo la dirección web www.heronymous.com

¡Ay! cuando empencé a sentir que las piernas estaban como vacías, cuánta ilusión tuve que generar de no sé donde. Pero es que estaba muy emocionada, me había entrenado para lo que estaba haciendo y no quería venirme abajo y tenerme que parar. Sudé, sentí dolor en los pies y sentí mucho dolor en una uña. Aparecieron las ampollas.

Pero mi marido llevaba razón, no necesitaba las 6 horas, sólo necesité !cuatro horas y siete minutos! Dios, estuve andando a algo más de 6km/hora durante más de cuatro horas por esos cerros. Me sentí tan feliz, tan satisfecha del trabajo. El ser humano está diseñado para el esfuerzo, físico o intelectual, y el domingo sentí que recuperaba mi naturaleza humana.

Desde aquí voy a permitirme el darle un pequeño homenaje a mi marido, nunca imaginé que encontraría un tan magnífico compañero para caminar por la vida.

Hasta mañana.